La laguna La Zeta es un atractivo turístico de los más destacados de Esquel. Fue declarada como Reserva Natural Urbana y consta de 1100 hectáreas cargadas de pura esencia patagónica. En La Zeta conviven flora y fauna de ecotono, el bosque andino y la estepa. Los deportes al aire libre, los paseos familiares y el avistaje de aves encuentran un ámbito libre donde pueden desarrollarse con naturalidad. Conocé más en esta nota de Patagonia Andina.
Pura esencia patagónica, el impactante atractivo natural de la laguna La Zeta
Un serpenteante camino que, desde el aire, se ve como una serie de letras zeta concatenadas, es la vía de acceso a la bella laguna de Esquel. A la vera del camino, el paisaje montañoso se presenta en todo su esplendor detrás de un valle agreste. Poco a poco, los árboles laderos escoltan la traza conformando un túnel hasta que el paisaje boscoso de pinares toma preponderancia. Minutos después, la laguna se empieza a hacer visible como un gigante espejo brillante en el horizonte.
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Este bello espejo de agua se encuentra a unos 200 metros de elevación, por lo que hay quienes la consideran una laguna de altura. Tiene origen glaciario y se halla al fondo de un valle suave e impresiona a primera vista su frondoso bosque de pinos. No solo es un área de recreación para la comunidad, sino que también es un importante refugio de flora y fauna. Cuenta con una variedad de 110 tipos de aves y 36 especies de mamíferos, reptiles, anfibios y peces. Esta biodiversidad colabora con el mantenimiento del aire limpio, la depuración del agua y la prevención de inundaciones.
La Zeta y su multiplicidad de opciones para disfrutar
Cada año, más cantidad de vecinos, turistas, deportistas y amantes de la naturaleza eligen la laguna La Zeta. El espacio cuenta con senderos vehiculares que ofician también de cortafuegos de las forestaciones. En el imponente espejo de agua, se practica kayak y ocasionalmente se ven veleros y gente practicando windsurf. Para preservar las riquezas naturales, no se permite el uso de vehículos de motor en la laguna.
La corta distancia con la ciudad permite que mucha gente arribe al lugar caminando, tomando alguno de los variados senderos que parten desde diversos barrios de Esquel. En el camino, desde lo alto de una loma que es preciso atravesar, el paisaje en 360 grados permite advertir la inmensidad de la cordillera; los singulares colores urbanos y el brillo incandescente de La Zeta. Tanto los vecinos como los turistas suelen aprovechar los miradores para dejarse atravesar por los paisajes majestuosos.
Ya en la Reserva Natural, el senderismo es una opción ineludible. En una hora y media se puede rodear la Laguna, en un recorrido que abunda en postales inolvidables. Asimismo, otra de las opciones más escogidas es la de caminar el sendero interpretativo que une el balneario con “El Cipresal”. Y también seduce el observatorio de aves, desde el cual se alcanzan los más extraordinarios avistajes.
Muchas alternativas y diferentes experiencias durante todo el año
Sin duda, La Zeta se ha convertido en uno de los atributos principales de Esquel para disfrutar todo el año. Sus cuidadas riquezas naturales, la provisión de servicios, la cercanía con la ciudad y las variadas posibilidades recreativas que permite, se vuelven una opción única para un turismo que elige cada vez más este tipo de ofertas que armonizan con la naturaleza.
Foto de portada: Nicolás Cayún